sábado, 12 de diciembre de 2015

PERDIDA

A veces la vida nos golpea con una fuerza tan tremenda que aunque seguimos en pie y miramos alrededor intentando ver que ha cambiado, nuestro pecho esta desgarrado por la fuerza con que nos han arrancado un trozo de nuestro corazón.


Hace poco el mejor trozo del mío me fue arrebatado y aun me pregunto si no será un mal sueño, uno de esos que se sienten como si fueran realidad. Pero por desgracia no es el caso, mi mejor amiga y consejera, la mujer que me dio todo lo que hoy soy, me fue arrebatada sin que pudiéramos hacer nada, de una forma expeditiva y sin piedad, cuando mas podía haber disfrutado de la luz que como contrapartida nos brindo el nacimiento de mi pequeña.


Solo me queda recordarla, pues por mucho que lo deseo no se puede volver el tiempo atrás. Seguir adelante por los que aun caminan a mi lado y por los que vienen detrás.


Es mucho lo que me dio en los años que camine a su lado:
- Me enseño que amor no es solo una palabra, es y debe ser el sentimiento que guie cada cosa que se emprenda en la vida.
- Que respeto es lo mínimo que debemos ofrecer a los demás y que solo con el los demás nos respetaran.
- Que no hay cosa que te propongas y no puedas conseguir, tu fuerza de voluntad es lo único que te limita.
- A ser honesto conmigo mismo pues es la única forma de serlo con los demás.
- La familia esta por encima de cualquier cosa, pues en ella encontramos la fuerza cuando flaqueamos. Nos juzgan pero no nos dan la espalda.
- Me enseño a abrir mi corazón a aquellos a los que les importo y a no hacerles daño con mi silencio.
- Me hablaba de paciencia, de que la ira no debe ser la guía de nada en la vida.
- Me dio su ejemplo para conducirme en la vida, una muestra de lo que debería intentar alcanzar por mucho que me cueste.


Siento vacío dentro de mi, un vacío que me invade cada vez que evoco su imagen, una perdida como nunca sentí o sentiré. Siento que las lagrimas se derraman desde mis ojos y quiero despertar ira para que mitigue este dolor, pero al mismo tiempo siento su voz susurrándome que ese no es el camino. Que la ira no es lo que ella quiere, ni me enseño.


Y sobre todo y ante todo, lo que mas me duele perder, son sus abrazos y besos, saber que pasarán muchos años antes de que pueda volver a reunirme con ella para sentirlos de nuevo.


Mi madre a partido, y con ella se ha llevado parte de mi alegría, pero se que halla donde se encuentre será recibida como se merece, y que siempre vivirá dentro de mi y de mi hermano.


Mi luz y guía ahora me marca el camino desde la altura, libre del dolor que aquí nos aguarda, siempre te recordaré y llevaré conmigo, Mami.